65El encuentro.(del libro Tiempos 1975)
Siento el alma cansada
como si el recorrer el mundo
dejara su huella en mí.
El vivir en compañía
de la soledad,
pisando los caminos,
pensando sólo en mi yo,
sin poder dar el ser
más allá de mis fronteras,
buscando nido al amor
en el desamor.
Inés:
La luz y mi espíritu se asemejan,
todo el ser del mundo me es conocido.
Soy de todo parte
y en todo me comprometo.
Vuelca mi voluntad
hacia el infinito distante de la vida,
toda la emoción, pureza y gracia
que llena el mundo de cosas bellas.
Soy a la flor la fragancia,
al animal la vida
y al hombre el sentimiento
del amor eficaz.
¿Qué quiero más si me posee el todo?
¿Quién...? (ve a Sergio de lejos)
Ser que busca en la oquedad de sí mismo...
Sergio:
El camino en soledad
se puebla de cosas desconocidas;
sal del rincón oculto de tu miedo,
ser encerrado en tí como final en vida
de una historia.
Por un momento quiero sentir otra vez,
una vez más, solamente.
Inés:
¿Quién será, si tiene la cara en hielo
y el silencio en el alma?
Sergio:
La luz, la luz a mis ojos de hombre,
puesta en la cara de una esfinge.
Inés:
Como gasta el alma,
ya no vibra,
Su angustia llena de pena
el corazón alegre;
soledad infinita como el alcance
inmedible del alma.
¡Oh! ser que no eres en los seres.
Ego encerrado en torno de su ego solo.
Sergio:
Alaba la alegría viento de mi cólera,
suelta en riada amena de sonidos gratos,
la luz de vida
que aún perdura en ti.
Rompe la soledad
nazca el hombre.
(Se acercan lentamente, aún un poco lejos)
Inés:
¿Podría mi fuego de alegría
convertir en lágrimas su angustia?
¿Placerá a mi interior amar
por pena el interior herido?
¡No, todo ser debe ser en sí mismo
para poder amar intensamente!
El alma que se esconde en el fango
de sus miedos,
es como al árbol las ramas rotas
que aún unido a él
nunca darán fruto.
Pasaré junto a su soledad
sintiendo en mí la armonía.
Sergio:
Claridad de aurora.
Resplandor placiente,
sentido y dimensión de un alba pura,
vida y esperanza de mi ser herido;
canción de luz que escuchan mis tinieblas.
beso al beso, luz en luz;
se rompen, se caen los muros del desánimo,
brota la fuente de la vida
boyante y juvenil en mi interior.
¡Es la paz!... No, ¡El amor!
Inés:
¿Me ve! Su rostro se expande y cobra vida.
Sonrisas que nunca fueron de nueva están.
¡Oh! se acerca, pero... ¡Pasará de largo!
¿A donde irá perdido en el camino sin fin
de su egoísmo?
¿Por qué no viene a mí?
Mi corazón es cálido y amable su refugio;
escuchame al pasar.
Ven, no, no te pierdas, no sigas,
no te calles, ven, ven, ven.
¡Oh no! ¡Se fue!
Sergio:
Detente, para quieto;
¿a dónde vas? ¿Qué haces?
¡Te espera, no ves la miel de sus ojos
y color amable de su pelo!
Para, para, no, no sigas.
Pero ¿qué haces? ¿Huir?
Sí, si, huyo del bien de lo que no conozco.
He aprendido el mal y al mal
me atengo.
Que le importo yo, si ya estoy muerto.
Camino largo y difícil, empinado y estrecho;
camino de mi vida, angosto, vacío y yerto:
por tí yo voy siempre en silencio,
siempre en silencio...
2 comentarios:
Muchas veces huimos por no enfrentarnos a nuevos retos o nuevos camino
Saludos
Así es Princesa, menos mal que ese tiempo ya pasó.
Saludos y cariños
Jorge A Lastra
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