82 ODA AL VIENTO. (del libro Tiempos 1975)

El Miño en salvaterra, frontera con Portugal.

Quisiera ser al tiempo lo que a la luz 

la estrella,

lo que le da sustancia y lo que engendra.

La fuerza creadora de cosas y de seres,

el incontable abismo de energía y belleza

que une al hombre al alma

y el animal al suelo.

El misterio que sólo sabe el viento.

El estrellado cielo y el orgulloso lecho;

el aire de la tarde , el mar ancho y abierto,

las encrespadas aguas y el azul claro y terso.

Quisiera ser y no acierto.

Por eso se hunde el alma en el profundo seno

de las cosas que capto, pero al pensarlas 

tiemblo.

Yo creo en las profundas raices del misterio.

Todo está rodeado de un halo de silencio

que me habla de las cosas que sin sentirlas pienso;

estoy unido a todo, a todo me parezco,

más allá de mí mismo,

aún más lejos que el miedo

en armonía y vida al sentir pertenezco.

No importa que la noche me surque las entrañas,

no importa donde el mundo conduce mi desgano.

los días de mi vida llaman.

El rostro está dormido, surcado de montañas,

la luz de paz se ha ido

y me dejó en la nada.

Pero el abierto abismo sin la lucha 

me engaña.

Cruzar de viejos rumbos, abiertas esperanzas;

rincón de mis ensueños,

sin penas y sin ansias

caminos de infinitos

abiertos en la calma.

¡Oh rumbos! ¡Oh destinos

donde el ser no se cansa!

¡Oh ruta de mi solo

que buscan mis entrañas,

despiertan a la vida,

llaman!

Ya voy, ya sigo en ruta

las altivas montañas,

los bosques y los ríos,

los fríos y las aguas

que forman y apretujan 

los pliegues de mi alma.

¡Oh serios! ¡Oh tranquilos 

fantasmas!

Como ríos de veras 

al interior me alcanzan.

Ya sufro con mis risas

y rio con mis lágrimas.

¡Que intrincado camino

para llegar al alba!

¡Oh luces! ¡Oh sustancias

de reposo en caminos;

de senderos sin mancha!

El rumbo de mi vida abarcan...