292 LEJANÍA
LEJANÍA
Luego de la tarde se muere el día
y después de los años se agosta el hombre.
¿Quién comanda el refulgir del tiempo
y el instante donde algo cesa en el ser de la vida?
¿Quién encamina las cosas a su término
y hace del tiempo la guadaña del ser?
¿Quién enrumba los seres a su destino?
Y, ¿quién sumerge el universo en el marasmo de su acción?
Acaso tú, ¿el que se va?
Mendigo de vida, de actos y de tiempos.
No sabes de donde vienes y a donde vas.
Desconoces los senderos por los cuales te llevan los días
y caminas ciego hacia donde NO ES.
Miserias de hombres aferrados a un destino pasajero.
Buscando la permanencia en una manera de ser
que no pueden dominar.
Carrera loca hacia ninguna parte
que consume sus instantes buscando
lo que no va a encontrar: eternidad.
Eres en la medida que desprecias
el insulso pasar de la mayoría
y recuestas tu hacer hacia la
dimensión donde tu ser será.
La eternidad te está prometida,
pero prefieres unos cuantos años aquí,
a la dimensión donde existe la alegría.
Cambia, cambia tu rumbo hasta ver la verdad.
Aquella cuya promesa está escrita en “siempre serás”.
Vuelve el rostro hacia la voz de vida
y vive cada instante dando frutos de “Más Allá”.
Luego de la tarde se muere el día
y después de los años se agosta el hombre.
¿Quién comanda el refulgir del tiempo
y el instante donde algo cesa en el ser de la vida?
¿Quién encamina las cosas a su término
y hace del tiempo la guadaña del ser?
¿Quién enrumba los seres a su destino?
Y, ¿quién sumerge el universo en el marasmo de su acción?
Acaso tú, ¿el que se va?
Mendigo de vida, de actos y de tiempos.
No sabes de donde vienes y a donde vas.
Desconoces los senderos por los cuales te llevan los días
y caminas ciego hacia donde NO ES.
Miserias de hombres aferrados a un destino pasajero.
Buscando la permanencia en una manera de ser
que no pueden dominar.
Carrera loca hacia ninguna parte
que consume sus instantes buscando
lo que no va a encontrar: eternidad.
Eres en la medida que desprecias
el insulso pasar de la mayoría
y recuestas tu hacer hacia la
dimensión donde tu ser será.
La eternidad te está prometida,
pero prefieres unos cuantos años aquí,
a la dimensión donde existe la alegría.
Cambia, cambia tu rumbo hasta ver la verdad.
Aquella cuya promesa está escrita en “siempre serás”.
Vuelve el rostro hacia la voz de vida
y vive cada instante dando frutos de “Más Allá”.