175Amanecí en la tarde
conjugando, en mi todo, la luz y los deseos.
Crucé, en frágil barca de amor y de esperanza,
por los mares oscuros de innumerables almas
que alumbran o preforman mis penas y mis ansias.
Caminos de otros seres, senderos de otras patrias
que mezclan y proclaman destinos y escaladas
de rumbos hacia donde los hombres no descansan.
El amor corrompido se me espetó en la calma,
donde pronuncia el Nombre su mensaje de paz
y al alcance del tiempo que marca una distancia,
me declaró la guerra y destrozó el amar.
Anochecí en el lecho de algún país extraño,
pero entre los vientos que me vieron nacer.
Alcé mi vista al cielo cubierto de tormentas
y en la noche de hojas se despidió mi ser.
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