213Epístola a mi tiempo
Querida tarde de rojos y deseos.
Querido mundo donde mi ser habita.
Queridos seres con quienes luzco vida.
En el lejano hablar de mundos culturales
envuelto en cosas nuevas y palabras vacías,
extraño el espíritu de tiempos ya pasados
en los cuales no encuentro la agonía
que soporta el mundo donde ahora calzo
la historia.
Mi pies son como huella en una playa
donde el mar traduce la sombra de su paso.
Y borra en las arenas lo que no sea del agua,
el ritmo y su regazo.
La ruta del tiempo que transcurre
está sembrada de vientos de locura.
Los seres que respiran este aire
son ajenos a la luz del Ente que los roza
con su dedo de eternas hermosuras.
Envueltos en destellos de sí mismo
donde creen encontrar mundos perfectos,
ignoran la distancia que separa al Ser,
de las formas donde el hombre intenta
imitar la imagen de la vida y la materia.
No dibujes tus sueños en los cielos,
pues siembras en vacíos tus ideas.
No quieras construir tierras eternas
donde sólo se cosechan resplandores
de conciencia.
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