Llueve y en el interior dormido, suenan las gotas
como pausas de una canción.
Los ruidos múltiples se asocian con imágenes extrañas
y el transcurrir es suave fluir de paisajes sin fin.
Vivimos en la distancia de aquello que duerme en nosotros
y suele salir a la capa permeable de la conciencia
de cuando en vez.
Somos recorrido interior de vida oculta
que dibuja, allá adentro, nuestra verdadera faz;
el verdadero sentir, la imagen válida del ser.
Suave fuerza continua y misteriosa, pasando y repasando
la identidad escondida que define el yo.
Me dejo llevar por su entramado, hasta encontrar el lugar
donde se une con la fuerza Infinita que todo lo creó.
De allí soy yo y allá debo estar
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