281 Añoranzas.
quebrando la enramada con fulgores de paz;
la tarde marca el paso de cesión a las sombras,
como la vida misma plegada ante el temor.
Caminos de ensenadas que brotan en la costa,
las palmeras acogen sus gritos de color,
el alma se engrandece ante notas difusas
y la noche comienza su reino y su pasión.
Recuerda, recuerda, la temblante mañana,
las sonrisas de ruidos que marcan el pasar,
el interior herido al surgir de las sombras
y el rugido constante que retumba del mar.
Mi vida, mi horizonte, mis pasados perdidos,
el fuego de la hoguera la noche de San Juan,
los arcanos del tiempo que nos roba la vida
y el clamor de los hombres que no saben callar.
Y mi espera termina… los años me recargan,
los hombros se doblegan, los sentidos se van,
la fatiga ensombrece los ojos con su marca
y la sonrisa brota… cansada de esperar.
¡Qué largo es el camino para aprender a amar!
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